No hay duda: la consolidación ha concentrado drásticamente el poder en un grupo de megacadenas hoteleras. Aunque la naturaleza multimarca de los conglomerados crea una ilusión de elección para el consumidor, la competencia ha disminuido objetivamente.
Las tendencia de fusiones y adquisiciones entre los principales operadores hoteleros están impulsando la consolidación del sector que permite a los grupos hoteleros ampliar sus carteras de marcas para atender a segmentos de mercado más amplios y captar una mayor cuota de mercado.
Como resultado, han surgido un puñado de gigantes de la hotelería que poseen un amplio abanico de marcas hoteleras. Las marcas más pequeñas tienen dificultades para competir, ya que se enfrentan a grandes barreras de entrada.
Ventajas:
- La escala global proporciona poder de negociación y eficiencia de costes.
- Los programas de fidelización fomentan la retención de huéspedes.
- Los macrodatos y la analítica refuerzan la toma de decisiones.
- La formación altamente profesionalizada desarrolla el talento.
Los contras:
- La reducción de la competencia favorece la subida de precios y el aumento de las comisiones.
- La individualidad se ve afectada por los rígidos estándares de la marca.
- El personal se enfrenta a rutinas agotadoras con poca variación en el trabajo.
- La mayor rivalidad entre marcas hermanas genera estrés.
- Curiosamente, el creciente dominio de las cadenas parece haber impulsado un resurgimiento de los independientes que aprovechan su carácter distintivo. Los hoteles boutique y de estilo de vida representan ya más del 50% de las propiedades en proyecto.
Existen oportunidades para los hoteles independientes en ambos extremos del espectro de precios, donde las experiencias personalizadas triunfan sobre la eficiencia de escala.